LA RECOMPENSA POR APRENDER
Psicología de la educación
Elaborado por:
Dr. Manuel Coronado, PhD.
6 de marzo del 2020.
¿Se debería recompensar a los estudiantes por aprender?, conforme el texto de
psicología educativa de Ania Woolfolk y diversos documentos que pudimos
analizar, hacemos la siguiente reflexión:
Lo primero es recordar
que el conductismo, también conocido como coductivismo, es definido según cada autor,
al respecto (Schunk, 2012) señala: “El
conductismo es una corriente de la psicología que
estudia la conducta o comportamiento observable de personas y animales a
través de procedimientos objetivos y experimentales.” (P.72).
En ese sentido, existen
corrientes que postulan que las recompensas hacen que algunos estudiantes
con un desempeño por debajo del promedio, hagan mayor esfuerzo por aprender, así
mismo, también se ha establecido, que la intención de alguno de esos
estudiantes en el fondo, no es aprender per se, sino que desean ser
recompensados o reconocidos por la comunidad, (por el maestro, por los
compañeros, la familia, etc.).
El
anterior planteamiento, conduce a entender que para un estudiante aprender
debería recibir alguna motivación. Lo que entonces condiciona el aprendizaje,
lo que, a decir verdad, según la experiencia, siempre para aprender, debe
existir precedentemente, una motivación. Por consiguiente, lo interesante debe
ser el tipo de motivación que reciba o tenga el estudiante para aprender.
Siendo
así, se debe entender que para que el estudiante se motive para aprender debe
intervenir una motivación intrínseca o una motivación extrínseca. Para (Gonzalez,
2020)
la “motivación extrínseca proviene del exterior de la actividad que realice la
persona, (estudiante), lo que para este caso son las recompensas externas
recibidas por lograr el objetivo (pueden ser el dinero o el reconocimiento, etc.)”
(P.1).
Hasta
acá, se está ante la confirmación de los planteamientos de la teoría
conductista, con el agravante, que esta situación, permanecerá, tanto como dure
la motivación, externa-extrínseca, según el enfoque psicológico jurídico de quien
suscribe. Entonces, habrá aprendizaje, en tanto exista la motivación.
En
cambio, y en apoyo al conductismo, pero desde una perspectiva cognitiva y hasta
humanística si se quiere, entendemos que con la aplicación o intervención de la
motivación intrínseca, la cual es el motor interno que genera deseos a la
persona, al estudiante, para que este aprenda, ya sea por curiosidad, por
interés, por ambición de triunfar, por enfoque personal, por fe, por deseo de
superación para crecer y transformar su vida, o simplemente, por responsabilidad,
éste lograra aprender, y ese aprendizaje, diferente al anterior, será duradero
y el mismo se alimentara continuamente por la propia mente del estudiante, lo
que significa, por su pensamiento de grandeza, por su autodeterminación.
En
conclusión, el aprendizaje que se logra bajo la situación descrita en párrafo
anterior, no necesita recompensas, ya que viene de los adentros del estudiante,
lo que está conteste con razonamientos tan antiguos como los realizados por
tripitaca buda: “Con nuestros pensamientos hacemos el mundo” o por igual, lo
dicho por el padre de la teoría de la duda, Renato Descartes: “Pienso, luego
existo”.
Lo
que conduce a entender que la clave es que el maestro, el docente, el profesor,
el guía, aplique las motivaciones más idóneas para que el estudiante se
empodere de los saberes que el facilitador debe transmitir, pero siempre
centrado en producir la motivación para aprender en el interior del estudiante
y no en el exterior y con el auxilio de aperos y bienes materiales que no le fortalecen
el espíritu, sino que lo deshumaniza.
Referencias
Gonzalez, S. M. (2020). La guia femenina. (Sanz Maria Gonzalez)
Recuperado el 1ero de Marzo de 2020, de https://laguiafemenina.com/psicologia/tipos-motivacion
Schunk, D. H. (2012). Teorias del Aprendizaje. Una
perspectiva educativa (Sexta edicion ed.). Mexico: Pearson. Obtenido de
www.FreeLibros.me
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